Educar es un arte. Pero ¿quién es el principal agente de la educación?, ¿quién realiza la acción que desencadena el proceso educativo?; ¿El profesor que enseña a los alumnos, o el estudiante que siente la inquietud por aprender algo?.
Para entender el proceso de enseñanza-aprendizaje debemos tener en claro que el agente principal y primer factor dinámico de la educación no es el docente, como generalmente se cree, sino el alumno.
Es el impulso natural del profesional tendiente a lograr su propio desarrollo, o bien, la aspiración a la conquista de la propia perfección, lo que lleva al estudiante al despliegue de sus facultades y a la apropiación de nuevos conocimientos.
En la sociedad actual, dirigida por lo efímero y pasajero, gran parte de los estudiantes no sienten una verdadera preocupación por aprender, ni una auténtica inquietud por mejorarse a sí mismos y esforzarse en la adquisición de nuevos hábitos y mejores verdades. Sino que muchas veces se inscriben en cursos o carreras a fin de obtener un certificado y trabajar rápidamente o con el objetivo de sumar valor al CV.
La importancia del estudio
“¿Por qué florecen estos apurones educativos? Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la gente. A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber sembrado. Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres desde hace milenios”, La aventura del conocimiento y el aprendizaje, de Alejandro Dolina.
Estudiar es, sin duda, una necesidad en nuestros días. Sin embargo, en el contexto en el que vivimos, de mercantilización del saber, la experiencia muestra que muchos estudiantes; a medida que avanzan en los sucesivos cursos, lo que aprenden son las estrategias para aprobar las materias con el mínimo estudio y esfuerzo posible.
Para algunos alumnos los estudios tienen que ver directamente con el desafío de ser mejores, pero para otros constituyen una tarea realizada con total desgano y forzada por la situación.
Se produce, entonces, la mentira de la educación, la falta de sentido de la tarea educativa.
¿Cuál puede ser la solución a este problema?
Hay que comenzar por cuestiones básicas como la valoración social del estudio y del rol fundamental del educador, y también con el diseño de programas pedagógicos más acordes con los intereses e inquietudes de los profesionales.
Desde WETEACH entendemos que la eficacia educativa tiene que ver con un humanismo que ilumine realmente la tarea y el desenvolvimiento integral de los educandos, desarrolle el sentido de la libertad y la responsabilidad juvenil, y sea capaz de construir una sociedad basada en los derechos y deberes humanos en aras del bien común y de la vocación de las personas.
Por este motivo, diseñamos programas completos de pedagogía online para docentes, a fin de que les permita conocer cuáles son las habilidades que necesitan adquirir para enseñar online, para transmitir motivación a sus alumnos y alcanzar un aprendizaje integral mediante seis etapas: Inicio, Motivación, Reflexión, Contenidos, Aplicación y Cierre.
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