“No aprendemos a amar la Tierra leyendo libros sobre eso, ni leyendo libros de ecología integral. La experiencia propia es lo que cuenta”. M. Gadotti
El conocimiento y la comprensión de los problemas ambientales son fundamentales para motivar a las personas a tomar medidas para proteger nuestro planeta.
Tomás Bustamante Álvarez, en su libro “Educación para la sustentabilidad” sostiene que la educación debe ser una educación para la vida, que prepare a los estudiantes para enfrentar los desafíos ambientales y sociales del mundo actual y futuro.
En su análisis, el autor sostiene que la educación para la sustentabilidad debe incluir tres componentes principales. En primer lugar, debe ser una educación que fomente la comprensión de los sistemas naturales y sociales, y cómo estos sistemas interactúan entre sí. En segundo lugar, debe ser una educación que promueva valores y actitudes sostenibles, como la responsabilidad, la solidaridad, la equidad y el respeto por la diversidad. Finalmente, debe ser una educación que desarrolle habilidades y capacidades prácticas para la acción sostenible, como la toma de decisiones informadas, la resolución de problemas y la participación ciudadana activa.
Uno de los objetivos de la educación es fomentar la participación activa de las personas en la protección y conservación del medio ambiente. Esto se logra al proporcionar información y recursos que les permitan tomar decisiones informadas sobre el consumo responsable y la gestión de los recursos naturales.
En la educación, los programas de estudios deben incluir temas ambientales en todas las etapas del proceso educativo. Por ejemplo, la gestión de residuos, la conservación de la energía, la gestión del agua y la protección de la biodiversidad.
Además, es positivo que las instituciones educativas incorporen prácticas sostenibles en su propia gestión, como el uso de tecnologías limpias y la participación en proyectos ambientales.
¿Cómo ser más sostenibles en nuestras clases?
“Cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga«, fragmento del discurso de Albert Camus al recibir el premio Nobel de Literatura.
– Reducir el uso de papel: apostar por la formación online y no imprimir demasiados documentos.
– Concientizar: reciclar, utilizar recursos sostenibles y reducir el desperdicio.
– Utilizar la tecnología de manera eficiente: Optar por dispositivos electrónicos de bajo consumo energético y apagar los dispositivos cuando no estén en uso.
– Fomentar la participación activa de los estudiantes: incorporar temas ambientales en las clases y fomentar la participación en proyectos sociales.
– Reducir las emisiones de carbono: elegir plataformas de videoconferencia que utilicen energía renovable.
– Promover la movilidad sostenible: Evitar desplazamientos innecesarios y planificar las reuniones en línea.
Si bien en la actualidad hay concientización sobre la necesidad de apostar por una educación sostenible, todavía queda mucho por hacer
Reciclar, incorporar estilos de vida sostenibles y mejorar la tecnología para contar con energía limpia para la educación, es un objetivo crucial para construir una sociedad sana, responsable y ecológica, con visión de futuro.
Referencia:
– Libro «Educación para la sustentabilidad» de Tomás Bustamante Álvarez.