Conocerse es un proceso continuo. No hay una receta inmediata. Sin embargo, sabemos que las personas a las que les va bien personal y profesionalmente comparten un atributo: la autoconciencia.
Si quieres desarrollar tus habilidades de liderazgo, avanzar en tu carrera o evolucionar en el campo personal, es fundamental que te conozcas.
Para conseguirlo, te brindamos algunos consejos útiles de Gemma Leigh Roberts, psicóloga de organizaciones, asesora de ejecutivos y experta en liderazgo.
¿Por qué debemos conocer nuestras convicciones?
Porque el primer paso para conocerte mejor es identificarlas. Este conocimiento te permite hacer autoevaluaciones precisas, controlar mejor lo que sientes, apreciar cómo te perciben y, a la vez, mejorar la confianza que sientes por ti mismo.
Tus convicciones influyen en cómo te comportas e interactúas con los demás. Además, determinan tus sentimientos. Cuando crees que algo está bien o mal, te produce una respuesta emocional.
Piensa en una experiencia negativa que hayas tenido últimamente. Primero, ¿cuál fue ese acontecimiento en el que reaccionaste de manera negativa? Escribe todo lo que recuerdes, pero intenta ser objetivo, sin apego emocional.
Por último, ¿Qué pasó en la situación debido a esas creencias? ¿Cómo reaccionaste? ¿Cuáles fueron las consecuencias?
Este ejercicio tiene dos objetivos. Primero, profundizar para conocer tus convicciones, y segundo, ver las consecuencias que esas tienen sobre tu conducta. Muchas veces reaccionamos a causa de las creencias que tenemos y no por la experiencia en sí. Completa el ejercicio reflexionando sobre una vivencia positiva, y así identificarás creencias positivas y negativas.
Cuando estés en una situación delicada, haz este ejercicio cuando haya concluido y reflexiona sobre tus convicciones y sus consecuencias. A largo plazo, aprenderás mucho más sobre ti.
La psicología de la motivación
¿Por qué a veces nos sentimos motivados para completar una tarea a pesar de no obtener recompensas tangibles por ello y sin embargo, otras veces nos cuesta más, aunque obtengamos una compensación?
Esto se relaciona con la psicología de la motivación. Se nos enseña a atender a las recompensas externas como incentivos que nos animan a completar nuestras tareas; a que pensemos en el objetivo final: tener buenas notas, un buen salario o conseguir un premio. Estos factores están pensados para que sobrellevemos una tarea y sus dificultades con el fin de conseguir una recompensa al terminar. Pero lo que nos dice la psicología es que estas recompensas externas en realidad no nos motivan tanto.
De hecho, es más probable que sean los motivadores internos los que nos animen a completar las tareas. Estos son factores como el placer de resolver problemas, el gusto de participar en una actividad y la alegría de jugar porque te lo pasas bien.
Los motivadores externos o extrínsecos se basan en recompensas que se encuentran fuera de ti mismo.
Los motivadores internos o intrínsecos se relacionan con la sensación de satisfacción, con el deseo de completar una actividad sin otro factor externo.
Es probable que a veces te motiven las recompensas intrínsecas y otras las extrínsecas.
En su libro «La sorprendente verdad sobre qué nos motiva», el psicólogo Daniel Pink se basa en estudios psicológicos para identificar los tres factores de la motivación: la destreza, la autonomía y la finalidad. Estamos programados para que nos motiven esos incentivos.
-La destreza se refiere a perfeccionar una tarea, aprender más y convertirnos en expertos.
-La autonomía consiste en tener la libertad de tomar decisiones, elegir cómo completar las tareas y descubrir los próximos pasos.
-El fin o la finalidad significa trabajar hacia una meta que beneficie a más personas, sentirnos recompensados por ayudar y trabajar por ese bien común.
El valor de conocer tus valores
¿Alguna vez entraste en un entorno nuevo, y enseguida te diste cuenta de que encajabas a la perfección en él? ¿O quizá pensaste que no estaba hecho para ti?
Si te parece un lugar adecuado, es probable que sea porque tus valores concuerdan con los del contexto. Por otra parte, cuando sientes que un lugar no es idóneo para ti, seguramente se produzca un conflicto.
Ese lugar de hecho apela a lo que llamamos los antivalores. Tus valores son una parte esencial de tu persona, son como las huellas dactilares psicológicas.
Los valores son creencias acerca del mundo, tus juicios personales sobre lo que es importante en la vida. Determinan cómo interactúas con el resto y cómo te sitúas en cada circunstancia.
Conocerlos te ayuda a dejar claro lo que es importante para ti, a mejorar el conocimiento que tienes de ti.
Las decisiones que tomas para ser feliz se basan en los valores personales, así que es importante que los conozcas y vivas de manera coherente con ellos, para tener éxito profesional, y para forjar relaciones enriquecedoras, personal y laboralmente. En el fondo, es muy difícil ser feliz si vives de manera contraria a lo que sos.
El ciclo continuo de las opiniones
La traducción literal del término kaizen es «cambio» (kai) y «bueno» (zen). El término kaizen se utiliza para describir una mejora continua, y en el proceso de generar autoconocimiento, se refiere a crear un ciclo de críticas constructivas con el objetivo de mejorar el rendimiento.
La mentalidad del kaizen y el ciclo de las opiniones pueden ayudarte a mejorar las relaciones, la productividad y la motivación.
El desarrollo continuo puede ser tan simple como un proceso de tres pasos: revisa, retoca y repite. Primero, revisa cómo te perciben. Puedes pedir opiniones y recordar situaciones ya vividas. Piensa en cómo reaccionaron los demás y por qué.
El siguiente paso es ajustar cómo tratas a los demás. ¿Qué pequeños retoques puedes hacer para transmitir que contigo se pueden establecer relaciones sólidas y colaborativas? ¿Cómo puedes hacer que tus intenciones y cómo interactúas con los demás coincidan, e influir en ellos como pretendes? Por último, repite el proceso.
Si quieres seguir creciendo de manera personal y profesional, tienes que practicar el desarrollo continuo. Recopila información sobre la impresión que causas en los demás, descubre cómo mejorar la inteligencia emocional y crea tu propio proceso de crítica constructiva. ¿Qué puedes hacer para crear un modelo de desarrollo continuo y conocerte mejor?
Deja a un lado tu propia perspectiva
Observar las situaciones desde otros puntos de vista es una de las mejores formas de conocerte mejor. Así amplías tu perspectiva, ya que consideras opiniones y oportunidades alternativas. De hecho, es muy difícil ganar autoconciencia sin alejarte de tu forma de ver el mundo. La próxima vez que estés en una situación delicada en la que sientas que surge la tensión y tus emociones empiezan a aflorar, haz una pausa. Imagina que estás viendo una pantalla con esa situación reproduciéndose y que congelas el fotograma. Deja a un lado lo que te pasa por la cabeza. Puede que sientas enojo, frustración, molestia o decepción. No te centres en eso por un momento e imagina la situación como un periodista imparcial.
Si estuvieras viendo esa escena y no conocieras a ninguno de los participantes, ¿cómo describirías el encuentro? Céntrate en los hechos: lo que se dice, el lenguaje corporal y el escenario. No sabes lo que están pensando los participantes. Luego, imagina lo que puede estar sintiendo o pensando la otra persona. ¿Por qué se comporta así?
No tendrás la respuesta correcta, pero no se trata de eso, sino de comenzar a valorar otras perspectivas. Este ejercicio te ayudará a ver las situaciones problemáticas desde otros puntos de vista, y posiblemente cambiar tu reacción, porque habrás dado un paso atrás y considerado otras perspectivas distintas a la tuya. Así te conocerás mejor y tendrás información personal más profunda.
Consejos para mejorar la autoconcienciación
Asimilar una habilidad nueva, mejorar en cualquier cosa exige tiempo y práctica. Lo primero que debes recordar al desarrollar la conciencia de ti mismo es que el éxito va a llegar.
Si crees que hagas lo que hagas nada va a cambiar, estarás predestinado a fallar. Desarrollar la autoconciencia es un proceso. No ocurrirá de inmediato. Independientemente de dónde empieces, siempre puedes evolucionar.
Siempre se puede aprender más sobre uno mismo.
Confía en la capacidad de conocerte más, pero teniendo en cuenta que no lo harás de inmediato.