Parecería fácil contactar con cualquier persona en cualquier parte del mundo. Sin embargo, pese a la diversidad de herramientas disponibles, desde el correo electrónico y la mensajería instantánea, hasta las videoconferencias y las redes sociales, muchas veces no logramos establecer un diálogo efectivo. El verdadero éxito no depende solo del canal utilizado, sino de cómo logramos que esta sea productiva y bidireccional.
El primer paso para una comunicación exitosa es asegurarse de que el intercambio de información aporte valor a ambas partes. Si el texto solo beneficia a uno de los interlocutores, es probable que la conversación se rompa o simplemente no se produzca. Por ello, es esencial que toda conversación esté diseñada para ser productiva y mutuamente beneficiosa.
Una comunicación efectiva va más allá del simple traspaso de información; afianza relaciones y genera oportunidades personales, profesionales o comerciales. No obstante, es crucial recordar que no todas las personas requieren un seguimiento constante, pero perder un contacto valioso implica un arduo trabajo de recuperación en el futuro.
Algunos consejos:
1) Elegir el canal adecuado: por ejemplo, una red social como Facebook no es el mejor lugar para iniciar una relación comercial, mientras que LinkedIn sí. Cada canal tiene su propósito y es esencial adaptarse a él según el objetivo.
2) Personalización y precisión: los mensajes genéricos suelen ser ignorados. Personalizarlo y adaptarlo al receptor incrementa las posibilidades de éxito. Es fundamental investigar previamente al contacto para hacerlo más atractivo.
3) Momento oportuno: contactar en el momento adecuado es clave. Los lunes, por ejemplo, suelen ser días saturados y es probable que pases desapercibido. Martes y miércoles, en horas laborales, son momentos más apropiados.
4) Evitar la insistencia excesiva: si no se recibe respuesta tras el primer intento, insistir utilizando el mismo canal suele ser contraproducente. Reenviar un mensaje una vez es aceptable, pero insistir más allá lleva a ser considerado spam, perdiendo definitivamente el contacto.
5) Confianza en uno mismo: a menudo, el temor al rechazo nos impide iniciar una conversación. Sin embargo, con preparación, intuición y confianza, podemos superar esa barrera inicial y establecer relaciones valiosas.
¿Qué hacer ante un fracaso en la comunicación?
El fracaso inicial no significa que el esfuerzo esté perdido. Cambiar de canal, ajustar el texto o elegir otro momento abre nuevas oportunidades para retomar.
¿Por qué no recibes una respuesta?
Antes de asumir que no recibir una respuesta es algo negativo, es importante considerar algunas razones comunes por las que esto ocurre. A menudo, no se trata de desinterés, sino de situaciones más cotidianas:
-Olvido y procrastinación: Muchos correos son leídos y luego marcados como no leídos con la intención de responder más tarde, pero el mensaje se va perdiendo en la bandeja de entrada.
-Vergüenza por tardar en responder: Cuando han pasado varios días, responder causa incomodidad y, finalmente, el correo se borra sin haber recibido contestación.
-Falta de interés: A veces, el correo no despierta suficiente interés inicial, y cuando ese interés desaparece, el texto es eliminado.
-Pereza ante correos largos: Un correo extenso o que requiere mucho tiempo para responder suele ser visto como una carga y, por lo tanto, ignorado.
-Confusión con spam: Algunos correos pueden parecer spam por su formato o contenido y son eliminados de inmediato sin abrirlos.
Estrategias para manejar la falta de respuesta
Cuando parece que no hay forma de obtener una contestación, aún tienes algunas opciones para intentar reactivar la comunicación:
-Reenviar la información: es fundamental ser extremadamente educado, ya que el riesgo de parecer insistente o incluso ser percibido como «spammer» es alto.
-Esperar un tiempo prudencial: En lugar de enviar mensajes repetidos de inmediato, es recomendable esperar un tiempo adecuado (al menos un mes) antes de intentar un nuevo contacto. Este enfoque muestra paciencia y profesionalismo.
-Explorar otras vías: Si no te contestan por correo electrónico, intenta acercarte a la persona a través de otras plataformas, como Twitter o LinkedIn. Establecer una relación más informal en redes sociales abre la puerta a una comunicación futura más directa.
-Intentar un contacto indirecto: Si crees que no vas a recibir una respuesta directa, podrías intentar comunicarte con alguien cercano a la persona objetivo, como un «community manager». Este enfoque ayuda a llegar a tu objetivo de manera más efectiva.
Si intentas contactar a alguien que no responde, es importante mantener la cordialidad, sinceridad y profesionalismo. Evita tácticas agresivas o de acoso, ya que estas dañan tu imagen y no lograrán la respuesta deseada. La honestidad, combinada con empatía y cortesía, suele ser la mejor estrategia para reactivar una conversación.