El Design Thinking está centrado en el usuario, orientado a la acción y tiene el objetivo claro de crear respuestas para los problemas identificados. Originalmente utilizado en diseño industrial, este enfoque se compone de varias fases, que incluyen la empatía, la definición del problema, la generación de soluciones, el prototipado y las pruebas. Estas etapas se repiten iterativamente hasta llegar al resultado óptimo.
Una característica esencial del Design Thinking es la multidisciplinariedad, ya que involucra profesionales de diversos campos, incluyendo diseño, programación, comunicación, etc. Este enfoque colaborativo enriquece la formación de soluciones al incorporar perspectivas variadas.
En la educación es especialmente poderoso debido a su enfoque en las personas. Requiere empatía hacia los estudiantes, sus familias, compañeros y autoridades educativas. La motivación y la comprensión son elementos fundamentales para el éxito de un proyecto educativo basado en D. T.
Además, implica experimentación y aprendizaje a través del fracaso. El proceso se desarrolla iterativamente, evolucionando y mejorando con cada ciclo.
Pensamiento convergente y pensamiento divergente
En el Design Thinking, se fomenta tanto el pensamiento convergente como el pensamiento divergente. El primero se refiere a la capacidad de encontrar respuestas correctas a problemas específicos, mientras que el segundo implica la creación de múltiples ideas a un problema.
En esta metodología, se crean condiciones para que el pensamiento divergente florezca. Esto implica evitar juicios de valor, promover la diversidad de ideas y fomentar la colaboración. Estas premisas diversas son esenciales para encontrar soluciones innovadoras.
Sus fases
El proceso del Design Thinking se divide en varias fases:
1. Descubrimiento: Comprender el desafío, investigar el área de interés y buscar inspiración en diferentes fuentes, adaptándola al contexto educativo.
2. Búsqueda de información: Recopilación, categorización y valoración de información relevante. Formulación de preguntas estratégicas para explorar posibilidades.
3. Generación de ideas: Tormenta de premisas para crear una amplia variedad de soluciones. Se enfatiza la aceptación de textos extravagantes y la colaboración en equipo.
4. Creación de prototipos: Convertir ideas en prototipos tangibles y experimentar. Recopilar retroalimentación y mejorar los diseños.
5. Prueba y evaluación: Establecer indicadores de éxito, medir el desempeño del prototipo y determinar si cumple con los objetivos iniciales.
6. Comunicación del producto final: Crear una estrategia de comunicación efectiva para presentar el producto al público. Esto incluye la variedad de formas de comunicación, la definición de la audiencia y el uso de tecnología.
Además, se suelen utilizar diversas técnicas y herramientas, como la matriz de motivaciones, el DAFO, la inmersión cognitiva, la técnica Phillips 66 y la creación de un mapa de contexto en la fase de descubrimiento. También se recomienda el uso de tecnología, como dispositivos móviles y herramientas para crear contenido visual.
En conclusión, el Design Thinking es una metodología poderosa que puede transformar la educación al fomentar la creatividad, el pensamiento crítico y la colaboración. Al implementar este enfoque en el aula, los educadores pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades fundamentales para afrontar los desafíos del siglo XXI.
FUENTE: LINKEDIN E-LEARNING