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Comunicación corporativa: Tips y mejores prácticas

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La comunicación en el ámbito laboral es mucho más que intercambiar palabras: es una herramienta estratégica capaz de construir puentes o levantar barreras. Para mantener un ambiente de trabajo saludable y colaborativo, es fundamental dominar la habilidad de comunicarse de manera no confrontativa y efectiva. 

En cualquier ambiente laboral, los conflictos y tensiones afectan la motivación del equipo. La clave para prevenir un entorno laboral tóxico radica en una comunicación consciente y estratégica. Es importante recordar que cada oración que decimos tiene el poder de construir o destruir, y en un contexto profesional, ese poder cobra mayor relevancia. El buen diálogo es la llave para lograr un trabajo productivo y de largo plazo, pero también puede convertirse en su talón de Aquiles si no se maneja con cuidado.

Las palabras que usamos influyen directamente en la forma en que nuestros colegas y colaboradores reaccionan ante nosotros. Por ejemplo, una frase simple como “La impresora es toda tuya” genera una emoción positiva y predisposición colaborativa, en comparación con un tono más autoritario como “No uses la impresora hasta que termine”. Es necesario incorporar las que inviten al diálogo y a la colaboración transformando la interacción en algo positivo.

¿Cuál es la intención? 

Es fundamental ser conscientes de nuestra intención. Preguntarnos si estamos hablando desde la frustración o si realmente queremos resolver un problema nos ayuda a reformular nuestras emociones. Una intención positiva hace que la comunicación sea una herramienta para acercar posiciones y encontrar soluciones comunes. En cambio, una intención negativa contamina incluso las palabras más cuidadosamente seleccionadas, generando tensión y erosionando la confianza.

Estrategias para una comunicación efectiva

-Actuar, no Reaccionar: Antes de responder a una situación incómoda, tómate un momento para pensar. Las reacciones impulsivas suelen llevar a malentendidos. Por ejemplo, en lugar de confrontar directamente a alguien que interrumpe en una reunión, una pausa reflexiva ayudar a entender la verdadera causa de la interrupción y ofrecer una solución más constructiva.

-Cuidar el Tono y el Lenguaje: decir “sí”, “posible” y “compartir” generan un lugar positivo y predisponen al oyente de manera favorable. Por el contrario, vocabulario negativo como “confusión” o “inaceptable” eleva las defensas de quienes escuchan y dificulta la colaboración. 

-Pensar en el largo plazo: Las relaciones laborales son a menudo una inversión a largo plazo. Si te toca enfrentar situaciones desafiantes, enfócate en construir puentes y mantener la perspectiva. Una comunicación amable y respetuosa es recordada en el futuro y abre puertas, incluso en momentos de cambio o transición profesional.

-Escuchar Activamente: no solo se trata de hablar, sino de escuchar. Cuando nos encontramos con personas que tienen diferentes estilos y perspectivas, la capacidad de adaptarnos y comprender su punto de vista nos permite ajustar nuestras oraciones para facilitar la colaboración.

Colaboración

No se trata solo de transmitir un mensaje, sino de construir relaciones que soporten las metas compartidas a lo largo del tiempo. Aprender a comunicarte de manera constructiva y estratégica no solo mejora el ambiente laboral, sino que también es una inversión en tu desarrollo profesional. Si lo hacemos desde un lugar de colaboración y respeto, conviertes cada interacción en una oportunidad para fortalecer los vínculos y crear un sitio de trabajo que invite al crecimiento continuo.

Pautas para expresarnos

La comunicación corporativa se alimenta de la diplomacia y el respeto, especialmente en un entorno donde compartimos tiempo con gente que no elegimos. Así como aprendemos reglas gramaticales para comunicarnos en un idioma, existen pautas esenciales que podemos aplicar para expresarnos sin comprometer la convivencia ni las relaciones profesionales.

Algunas estrategias:

1. Reconocer la situación

Primero, trata de enmarcar el problema desde una perspectiva que incluya al otro. Por ejemplo, en lugar de: “Me están dando demasiadas tareas que no me corresponden,” comienza reconociendo la situación general: “Entiendo que se han sumado más tareas de lo previsto inicialmente.” Este tipo de enunciado muestra que eres consciente del contexto y, al mismo tiempo, reduces las posibilidades de que otro se sienta atacado. 

2. Mantener un tono objetivo

Es importante exponer los hechos de manera objetiva y no personalizar el problema. Por ejemplo, podrías mencionar: “Para completar las tareas, se requeriría duplicar el tiempo de trabajo.” Al expresar la necesidad de más tiempo como un hecho objetivo, evitas que la conversación gire en torno a tus sentimientos, y en cambio, el otro es capaz de ver la situación con mayor claridad y desde una perspectiva más neutral.

3. Proponer una acción concreta

Al expresar tus necesidades, es beneficioso ofrecer soluciones. Plantea un paso a seguir: “Podríamos reunirnos esta tarde para estimar la cantidad de horas necesarias para completar las tareas pendientes.” Si ofreces una solución o paso práctico, estás contribuyendo a una resolución colaborativa y mostrando tu disposición a trabajar en conjunto para superar el desafío.

4. Hacer la propuesta negociable

Una recomendación útil es incluir una opción abierta a la negociación. Por ejemplo: “¿Es posible sumar a alguien al equipo para ayudarnos con los entregables más urgentes?”

Planteando esta pregunta, invitas a la persona a considerar alternativas y participar en la solución.

5. Expresar beneficios o riesgos

Finalmente, comunica los beneficios de seguir la propuesta o, si es necesario, los riesgos de no tomar medidas. Por ejemplo: “Así, podremos asegurarnos de alcanzar la meta que propone el cliente.” Es preferible mencionar los beneficios o posibles riesgos, y dejar de lado las consecuencias, para evitar dar la impresión de que estás intentando manipular o presionar.

Al expresar tus opiniones, es fundamental hablar en primera persona, ya que esto evita que tu interlocutor se sienta señalado. Imagina que quieres decir: “Tú siempre me señalas detalles que no suman en nada.” En vez de esa frase, podrías reformularla: “Creo que sería útil enfocarnos en la imagen global y luego pulir los detalles.” Con esta versión, estás mostrando tu perspectiva sin señalar.

La comunicación efectiva en el ámbito laboral requiere un balance entre expresar nuestras necesidades y ser conscientes de cómo nos perciben los demás. Si aplicas estas pautas, podemos formular nuestras ideas de manera que no solo transmitan nuestros sentimientos, sino que también inviten a participar en una solución. 

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