Las tecnologías digitales han permitido transformar rápidamente las actividades de la enseñanza y el aprendizaje que se realizaban de forma física, aparentemente, sin mayores dificultades. Esta realidad la hemos visto en su máxima expresión en situaciones de crisis, como pandemias o eventos climáticos, en donde las instituciones educacionales migran circunstancialmente o de manera más definitiva al entorno online, sin hacer grandes inversiones de tiempo y dinero.
Sin embargo, este inusitado y masivo uso de la tecnología, especialmente cuando se refiere a la realización de sesiones en tiempo real, presenta ciertos desafíos.
Roslyn Miller, experta en estrategias de e-Learning y diseñadora instruccional de la Universidad de Central Florida, señala que es clave que se consideren las características de un ambiente online a la hora de hacer una clase sincrónica.
“Aunque los principios para una enseñanza efectiva son los mismos en una clase presencial y en una virtual, ambos ambientes son muy diferentes por lo que se deberán considerar técnicas y estrategias distintas para cada uno”, afirmó.
Y es que el uso improvisado de estas tecnologías en educación ha llevado a grandes problemas de desmotivación y falta de atención de los estudiantes, aumentando la deserción y el mal desempeño.
Además, también hay que tomar en cuenta el entorno socioeconómico del estudiante, el que variará según la realidad de cada país y también afectará el desarrollo adecuado de la clase: ya sea desde el punto de vista técnico (como la calidad del ancho de banda, inversión en internet y equipos tecnológicos adecuados), hasta temas más generales como la inequidad, la cultura digital y gobiernos electrónicos, o la accesibilidad, entre otros.
Pero si estás preparado para superar estas barreras y aprovechar el potencial que ofrecen las clases sincrónicas online, ellas pueden ser una gran herramienta para el aprendizaje.
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