Dentro de las analíticas de aprendizaje se encuentra el seguimiento y monitoreo de las acciones e interacciones de los estudiantes, ya que a partir de la recolección o medición de datos podemos realizar análisis de distintos tipos. Pero este no es el único paso para lograr el éxito. Esta información debe ser analizada y presentada de manera que el docente, el estudiante, el tutor u otros usuarios la puedan utilizar para informar o gestionar a sus estudiantes, es decir, para orientar, apoyar, prevenir conductas, o cambiar su comportamiento.
Podemos decir que las analíticas se desarrollaron para apoyar la toma de decisiones de distintos actores dentro del proceso educativo, y en especial, el éxito de los alumnos en sus estudios. Por lo general, las instituciones pueden utilizar los datos para monitorear o medir el progreso del estudiante, lo que les permite predecir el éxito o prescribir una estrategia de intervención. Por ejemplo, una analítica de aprendizaje puede servir para saber qué estudiantes es más probable que reprueben o deserten un curso en particular.
Cada vez es más importante hacer un seguimiento más personalizado y oportuno, sobre todo en la educación virtual, debido a los desafíos a los que se enfrenta el estudiante actual.
A lo largo del programa académico, los estudiantes se enfrentan a una serie de decisiones complejas con respecto a su educación, las cuales pueden influir en su futuro, y en la mayoría de los casos son tomadas con muy poca experiencia académica. Esta compleja situación puede hacer que algunos estudiantes pospongan la finalización de sus estudios, entreguen a destiempo las tareas académicas, o tomen decisiones imprudentes, siendo un problema recurrente la falta de autorregulación en el aprendizaje académico.
La importancia de la gestión oportuna de los estudiantes para lograr el éxito
Por las razones expuestas anteriormente, podemos ver la gran relevancia de los datos y analíticas de aprendizaje, es decir, la información acerca del progreso de nuestros estudiantes, con el fin de conocer su compromiso, su esfuerzo, su desempeño, su actitud, entre otras.
A través del seguimiento de todas las acciones e interacciones de los estudiantes en tiempo real podemos apoyar de mejor manera sus dificultades y desafíos.
Por otra parte, sin un plan de acciones o intervenciones en base a los datos, no tendremos resultados efectivos. Por ejemplo, si sabemos qué estudiantes están en riesgo, pero no los contactamos para saber cómo ayudarlos, esta información no será aprovechada. Si les entregamos herramientas que les sean útiles, como videos, tips de cómo mejorar sus hábitos de estudio o incluso el simple contacto telefónico, podemos hacer un cambio.
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