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LIDERAZGO Y TRABAJO EN EQUIPO

La historia de la gestión de equipos es un recorrido desde la Segunda Revolución Industrial hasta nuestros días. Comenzó con la necesidad de controlar la eficiencia y productividad de las personas mediante métodos científicos durante la Revolución Industrial.

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Frederick Wilson Taylor, alrededor de 1913, introdujo un enfoque «científico» para gestionar recursos humanos y producción. Dividió la fuerza laboral en dos categorías: trabajadores manuales y managers, creyendo que los jefes eran superiores y sabían más que los demás. Su obra, «Principios de la administración científica», fue un éxito y sentó las bases del «management» moderno, impulsando ideas como la eficiencia a través de la medición de tiempos y movimientos, la utilización de incentivos y la idea de que si algo no puede medirse, no tiene importancia.

Sin embargo, Taylorismo, como se conoce su método, fue criticado por su falta de base científica real, sus incentivos insuficientes y las manipulaciones en sus resultados. A pesar de su desacreditación, la idea de aplicar métodos científicos a la gestión de equipos persiste hasta hoy: «si no se puede medir, no existe; si se puede medir, se puede mejorar».

Es interesante cómo estos principios siguen influyendo en la forma en que se gestionan equipos y empresas en la actualidad, aunque ahora exista un desafío a esas concepciones tradicionales para adaptarse al entorno actual y considerar aspectos humanos en la gestión empresarial.

El concepto tradicional de liderazgo, donde los jefes tienen todas las respuestas y emiten órdenes, necesita ser desafiado. Los managers no deben temer mostrar su ignorancia o hacer preguntas sinceras. La historia empresarial y la cultura laboral jerárquica han generado la idea de que un líder que muestra vulnerabilidad pierde autoridad, pero es un error.

Hacer preguntas auténticas y sin prejuicios es señal de querer aprender, seguridad personal y respeto hacia los demás. En un mundo en constante cambio, la capacidad de aprender y reflexionar es una ventaja competitiva. Genera confianza, mostrando valoración por las opiniones y habilidades de los demás.

El arte de preguntar implica suspender el juicio para estar plenamente presentes, prestando atención y siendo conscientes de lo que se dice. Es un proceso que requiere práctica, pero es efectivo para transformar la dinámica del liderazgo al fomentar una cultura de colaboración y aprendizaje continuo.

El éxito en el liderazgo y la gestión de equipos está intrínsecamente ligado a la habilidad de escuchar. Es valioso saber escuchar. Implica asegurar un flujo efectivo de información que beneficie a la empresa y fomente la confianza entre el líder y su equipo.

Para lograr que cada miembro del equipo sienta que su tiempo compartido es valioso, es esencial hacer que se sientan importantes, comprendidos y tenidos en cuenta. ¿Cómo se logra? La clave está en prestar atención real a la otra persona durante la conversación para mostrar un interés genuino y evitar distracciones.

El uso de silencios estratégicos también es efectivo. Pausas intermitentes, acompañadas de expresiones verbales o gestuales de asentimiento, indican que se está escuchando con atención y se valora lo que se está comunicando. 

Al escuchar sinceramente, debemos hacerlo con una mente abierta y libre de juicios preconcebidos. El objetivo es comprender a la otra persona y hacer que se sienta comprendida. Evitar dar consejos directos, ya que esto proyecta una sensación de superioridad. En su lugar, es más eficaz ayudar a encontrar las palabras justas que guíen hacia reflexiones propias.

Para comprender mejor a alguien, es útil pedir información. También es esencial dejar que la otra persona se exprese sin interrumpir y permitirle encontrar sus propias palabras para expresarse. Si se siente que no se comprende del todo, se pueden utilizar preguntas específicas para clarificar la información. Al final, es clave mostrar comprensión hacia sus acciones, incluso si no se está de acuerdo.

Mantener una postura abierta y receptiva, evitar descalificaciones o juicios, y utilizar la postura espejo para mostrar interés son trucos prácticos para favorecer una comunicación efectiva.

¿Cómo lograr que alguien se sienta valorado y tenido en cuenta después de una conversación? Es crucial no solo escuchar y comprender, sino también actuar en consecuencia. Significa que las opiniones, ideas o preocupaciones compartidas deben ser tomadas en serio y consideradas.

En reuniones cara a cara, implica contribuir con tu opinión en el momento adecuado, una vez que la otra persona haya finalizado su discurso y tú hayas recopilado toda la información necesaria. Si te piden ayuda con algo que está dentro de tus posibilidades resolver, hacerlo demuestra que sus inquietudes son importantes.

Un truco que es útil es tomar notas de pequeños detalles personales durante la conversación, como los nombres de los hijos o planes futuros. Con el tiempo, este compromiso se convierte en un registro mental que ayuda a construir una imagen más completa de quiénes son y qué les importa.

Recuerda, mejorar la capacidad de escucha es una habilidad que se aprende y perfecciona con la práctica. Los tres pilares para mejorar esta habilidad son: hacer sentir al equipo que lo que dicen es importante, asegurarse de comprender claramente lo que se comunica y actuar en consecuencia, mostrando que se toman en serio sus comunicaciones.

Para concluir, un mantra a tener en cuenta: evita los prejuicios, muestra atención sincera, ayuda a satisfacer la necesidad de importancia y persiste en mejorar estas habilidades. La práctica constante, la aclaración y la repetición son clave para lograrlo.

CONSEJOS PARA LOS DOCENTES: RESUMEN

– Escucha activa en el aula: Fomenta un ambiente donde los alumnos se sientan escuchados. Anima a que compartan sus puntos de vista. 

– Comprende sus necesidades: No des nada por sentado. Asegúrate de comprender claramente sus dudas o inquietudes. Establece un flujo de comunicación claro para resolver cualquier confusión.

– Acción y feedback: Actúa en consecuencia. Cuando los estudiantes aportan comunicados, demuestra que sus palabras tienen un impacto. Brinda feedback sobre sus contribuciones y muestra cómo estas son consideradas en el contexto del aprendizaje.

– Construye relaciones personales: Toma nota de detalles personales. Ya sea recordar sus experiencias o dificultades.

– Fomenta un ambiente de respeto y confianza: Crea un espacio donde los aprendices se sientan valorados y respetados. Alienta el diálogo abierto y la tolerancia hacia diferentes opiniones.

– Práctica y persistencia: Mejorar estas habilidades lleva tiempo. Practica la escucha activa en cada interacción. Persiste en tu esfuerzo por comprenderlos y actuar en consecuencia.

– Evita prejuicios y juzgar: Abre tu mente a las diversas perspectivas y experiencias. Evita emitir juicios preconcebidos y conserva una mente abierta.

– Manejo de la comunicación: Asegúrate de que la comunicación fluya correctamente. Si hay malentendidos, acláralos para evitar confusiones y mantener un ambiente de aprendizaje claro y efectivo.

Integrar estos principios en la enseñanza ayuda a los docentes a crear un ambiente de aprendizaje más inclusivo, participativo y centrado en las necesidades individuales de los estudiantes.

Fuentes: 

– Francisco Rábano: Influencer – Mentor de transformación digital E-LEARNING

https://m3estrategia.es/liderazgo-y-trabajo-en-equipo/ 

– CHAT GPT

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